lunes, 27 de junio de 2011

-_DEMANDA_-


Demando a todos los escritores de cuentos de infantes que me leyeron de niño!
Donde todos los finales eran heroicos y felices, en los cuales existían princesas perfectas, castillos de cristal, y paisajes de ensueño. Donde los buenos siempre obtenían su recompensa, los antagonistas eran duramente castigados y vivían amargados el resto de su existencia.

Alejado ya de toda esta fantasía, y vulgar mentira, seré el vocero de todos los que con este escrito se sientan identificados, para exigir una recompensa, por todos los males que a lo largo de la vida estos cuentos nos crearon.


Frustraciones inimaginables a todas las victimas en pañales, adoradoras de dulces y de inocentes juegos, que crecieron en base a falsas ilusiones y mentiras, ya que, en la edad más pura de la vida es imposible cuestionar o discernir estos demenciales cuentos de la realidad.


Y así crecemos, con la ilusión de que alguna vez conoceremos a nuestra princesa, la mujer “perfecta” o el “príncipe azul”, que nunca llega. A veces pienso que quizás aun están buscando el caballo blanco y montura dorada, que los cuentos profesan, o que la princesa se esta peinando aun los largos cabellos de oro, que caen de la ventana de un amargo y abandonado castillo, donde esta reclusa.


Estas princesas y caballeros que obviamente en los cuentos llegan por obra y gracia el espíritu santo y cumplen a cabalidad todos nuestros requerimientos para vivir felices por siempre.


Hay hombres y mujeres que buscan esto toda su vida, creyendo que su otra mitad vaga virginal perdida en esta tierra plana, centro de todo el universo infinito.


Demando al autor de la cenicienta, Rapunsel (o como se escriba) , y La bella durmiente, porque nos hicieron creer que podían haber mujeres hermosas, y que su hermosura solo se podía comparar con los sentimientos de pureza que además poseían estos ángeles caídos del planeta ilusión, eran humildes, bondadosas, cariñosas, puras, adorables, tolerantes, incapaces de mentir, se podía llegar a su corazón tan solo con una mirada, ya que sus ojos cristalinos casi de agua no ocultaban ni la mas mínima partícula de oscuridad.

Pero al que lejos DEMANDO con un odio enardecido es al autor de “LA BELLA Y LA BESTIA”, por hacernos creer que una mujer que cumple con todas las cualidades que ya describí, se podría fijar en algo que ni siquiera características humanas tenia, que ilusos los que creímos en ello, suena lindo, pero, llevémoslo a la realidad, la hermosa mujer, “perfecta”, del planeta ilusión, con el mas feo y rechazado de la clase, No!


Aunque debo reconocer que han sido igualmente injustos para ambos sexos, mientras el hombre termina en una angustiosa espera eterna, la mujer también lo hace esperando al soñado príncipe azul, para que las proteja, cuide y mime, o por ultimo al zorro, para que cumpla todos los caprichos que estén a su haber, en la realidad lamentablemente para ellas, no hay hombre cuerdo que resista, (creo que antes les llamaban “caballeros”).


Pero después de todo, estos no son los únicos que juegan con la ilusión e inocencia de los niños, los directores de cines además de saber que todo esto es una crueldad, y que algún día tendremos que enfrentar la difícil realidad cara a cara, no encuentran nada mejor que llevarlas a la pantalla, y nos restriegan en las narices lo pobres diablos que fuimos al creer en esta estupidez, que frívola y maquiavélica mente de estos mal nacidos. Mis pañales sucios para ustedes.



Y lo mas triste es que todos los cuentos son con los mismos clichés, el que besaba a un animal feo, se convertía en príncipe, y mientras mas feo el animal mas lindo resultaba el personaje. Debo reconocer que no he besado mucho en mi vida, pero siempre que lo he hecho, abro un ojo primero para ver si se convierte en una princesa de verdad, pero lamentablemente nunca me ha pasado, por mas fea que sea la postulante a princesa, debe ser que no parezco príncipe, pero yo tampoco cambio cuando me besan, entonces no se que pasa, debe haber algo raro, que no encaja en este teorema casi ley.


También debo manifestar que al abrirle el estomago a alguien no creo que salga viva, y mucho menos contenta por ser rescatada, aunque debo confesar que nunca creí el cuento de la caperucita roja, mira que los niños tan tontos no son, de hecho creo que algunos son mas inteligentes de niños que mas creciditos, o quizás me cuesta imaginar que en alguna etapa de su vida anterior pudieron haber logrado ser mas atrasaditos que en sus edades actuales, tampoco creo que la abuelita fuera fea, como para confundirla, porque era buena, y como todos saben en los cuentos los buenos son lindos, y los malos obviamente son feos.


Evaluando si me sirvieron los cuentos de niño, y si hubiese podido elegir en este momento si hubiese querido escucharlos, obviamente diría que no. Creo que analíticamente solo buscaban atemorizarnos, frustrarnos en la adolescencia y adultez .


Si mientes te crece la nariz, mira que venir a decirnos esto, ya nadie confía en los de nariz grande, porque queda arraigado en nuestra memoria que si mientes la nariz te crecerá.

¿El autor no pensó en los traumas que puede acarrear para las personas con tal característica un tanto desafortunada?
Estuve un tiempo sin mentir, lo reconozco, pero cuando crecí mentí más de lo normal, desquitándome con los que con mi ingenuidad jugaron.

Rotundamente no leeré estos cuentos a mis hijos, y les prohibiré las películas de estos, quizás todas las ilusiones de una vida perfecta, color de rosas y de mujeres y hombres que no existen, están de más.

Es por estas cosas que encontramos tan cuestionable la vida a veces, no somos perfectos, somos una montaña de defectos y errores , pero a pesar de ello, intermitentemente alcanzamos la felicidad que nos basta.

Humildemente creo que con este pequeño escrito he solucionado innumerables problemas en las personas que lo han leído. No espero las gracias, ni mucho menos, solo ahorrarles dinero en sicólogos y siquiatras.

Cuando vallan a su próxima sesión díganle que ya tienen las respuestas a todos sus males, y lo que es mas satisfactorio, sabemos el nombre de los malditos responsables, ilusos con la mente llena de falacias, que se atrevieron a llenar nuestras inocentes almas y mentes de tonterías, odiémoslos a ellos y a sus cómplices, los que nos los contaron sin pensar en las consecuencias que traerían estos cuentos para con nosotros.

Quizás fue una simple venganza, ya que a ellos también se los leyeron, pero no tengamos piedad, la venganza es dulce.

Pensar que hay personas que todavía temen a enanitos, fantasmas y gnomos, por hacer una lista corta. Les repito, el cuco no existe!

Para terminar, mi última y mi más profunda confesión: Soy el Trauco, aprovecho este instante para limpiar mi honra, y desmentir la paternidad de docenas de niños, que a sus madres ni en sueños conozco, y que sus abuelas, mujeronas de cuerpo grueso y fácilmente me doblan en tamaño, inculparon. Por miedo callé, pero como hoy es un día de destapes, me atrevo a gritar.

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