Creo que las decisiones importantes en la vida quizás son mas que eso, son ciclos de sentimientos encontrados en que uno nunca sabe si realmente tomo la decisión adecuada , porque en ocasiones son caminos tan distintos y a la vez imposibles de comparar, que por lo menos mi mente no da para imaginar tanta contradicción de gustos y sentidos, sabores y aromas.
Mis impulsos muchas veces han sido mis mejores amigos, pero también, en otras, mis peores enemigos, de ellos temo, porque como hacerlos desaparecer en situaciones desfavorables y que nunca debieron estar, pero como hacerlos aparecer en toda su plenitud y esplendor cuando realmente los necesite, causar grata sorpresa y matar la monotonía de los sinsabores de esta alicaída vida.
Si pensara en cuanto tiempo diario me toma pensar en las decisiones tomadas o por tomar, creo que me creerían un loco maniático, preso de sus pensamientos y decisiones, que odia sus traicioneros impulsos fuera de lugar, porque no están estructurados y no debieran estar, ni existir.
Hoy preso de ellos me siento, por ellos opte por este camino, y hoy vivo el mismo ciclo de hace aproximadamente cuatro meses atrás, cuando me llene de valentía, de dolor, tristeza, de frustración, soledad por quien mas espere compañía, desilusión, fuerza, y por sobre todas las cosas, ilusión. De sentir que puedo caer pero aun así levantarme, que con poco apoyo y una crudeza y amargura latente, dejar por sobre todo, en lo mas en alto, mis sueños y anhelos de juventud, de esos que cuando este postrado en mi ultimo respiro y quizás no sea nadie, me enorgulleceré o llorare, y todo por quizás un impulso, por un paso mal dado, o por solo una decisión mal tomada…
“Pero aun estoy joven, y aunque no tenga nada, espero algún día tenerlo todo, sin sentirme igual que hoy” dulce vida, dulce ciclo, benditos impulsos que a veces maldigo, hermosa conciencia…
